miércoles, 2 de diciembre de 2015

Tú,sí tú.

Tú, sí tú.
No pienses que de esta no vas a salir.
No pienses que esta piedra va a parar tu camino dejándote sin aliento.
No pienses que todo eso que has soñado no se hará realidad.
Porque tú, sí tú; eres capaz de todo y más.
De decirle a las personas que salen por la puerta adiós con la cabeza bien alta.
De darle una patada a esa maldita piedra y correr hasta llegar al final del trayecto; quizá sin aliento o quizá con más aire en los pulmones que nunca.
De bajarte del tren y subirte a él en marcha cuando a ti te de la gana.
Porque tú eres dueño de tus decisiones, de tus errores y de tus aciertos.
Porque tú, sí tú; eres dueño de tu propio camino; así que no dejes que otros construyan las direcciones que este toma.
Eres (tú)yo, (de) nadie más.

domingo, 11 de octubre de 2015

Hasta siempre.

   Siempre he querido hacer una carta a alguien que no sé si la leerá algún día. Quedarme con la duda o simplemente pensar que, sin leerla, esa persona la sentiría como si se la hubiesen leído en voz alta.
   Por eso te la escribo a ti, abuela.
   Sinceramente, nunca te he contado mis cosas o lo que me daba miedo, y tampoco he tenido una relación muy estrecha contigo como para llamarte "mi segunda madre". Pero, lo que si has sido, es una gran abuela y persona.
   Siendo madre, has luchado por tus hijos y has seguido hacia adelante con positividad, aún cuando eso era lo último que tenías ganas de tener. Siendo abuela, has mimado a tus nietos, dándoles todo lo que querían y hasta lo que no se puede tener en mano: los buenos momentos.
   Que sí, que el recordarte duele, y mucho; pero aunque nos cueste, hay que seguir hacia adelante, con tu recuerdo más vivo que nunca. Recordando tus frases características, tus gestos o expresiones y tu forma de ver las cosas que, a pesar de ser miradas desde otros ojos, no tenían nada que ver con nuestra versión.
   Esto no es un adiós, ni lo será nunca; solo es un gracias. Un gracias muy grande. El gracias que nunca podría haberte dado personalmente porque, lamentablemente, expresar mis sentimientos hablando no es lo mío.
   Así que gracias.
   Por lo que nos has dejado ver de ti por ti misma y por lo que hemos visto los demás sin que te dieras cuenta.
   Por saber dar ese cariño a cada uno de nosotros de una manera distinta, haciéndonos sentir especiales.
   Pero, sobretodo, gracias por ser mi abuela.
   Te quiero.

lunes, 31 de agosto de 2015

Tan simple como un beso.

Un beso.
Un beso tímido.
Un beso delicado, suave y que te acaricia.
Un beso para recordar.
Lento, pasional y lleno de sentimientos.
Un beso largo.
Interminable, eterno, duradero.
Un beso salvaje; que arrastra todo lo que tienes sin miedo a dejarte sin nada.
Un beso húmedo.
Excitante, único y que para el tiempo.
Única y exclusivamente un beso.

martes, 4 de agosto de 2015

Se acabó.

Se acabó.
Se acabó llorar por las noches o pensando que vas a volver a la mañana siguiente.
Se acabó pensar en que me quieres cuando nunca lo has hecho.
Se acabó darte un pase VIP a mi cabeza las 24 horas del día.
¿Porque, de qué sirve sentir, querer y pasar por todo esto cuando tú ni siquiera has visto más allá de lo que los ojos ven?
¿De qué sirve echarte de menos si tú siempre me has echado de más?
¿De qué sirve este dolor si tú no vas a pensar en mi cuando escuches mi nombre?
Se acabó seguir atascada en la misma página; releyendo cada uno de los capítulos anteriores.
Simplemente se acabó.

viernes, 17 de abril de 2015

Todo se va tornando oscuro.

Me despierto de golpe en mitad de la noche. Todo está oscuro y la única luz que ilumina la habitación es la de los truenos acompañados de una tormenta muy poco usual en pleno julio. Me levanto y me asomo a la ventana para alcanzar la lluvia con mis manos y sentir las gotas caer. Pese al mal tiempo, puede verse como la luna, tímida, intenta asomarse entre las nubes en busca de sosiego.
Después de estar media hora observando el “fantástico” paisaje que da la bienvenida al verano, cierro la venta y me dirijo a la mesita de noche. Son las 3:30h de la madrugada y sé que no voy a poder seguir durmiendo porque la lluvia se intensifica con cada segundo que pasa. Decido encender la luz del pasillo e ir hasta la cocina. Al encender la luz de esta, los ojos me escuecen debido a que es mucho menos tenue que la otra. Al instante me acostumbro y camino hasta la mitad de la habitación para coger uno de los vasos del estante. Le echo tanta agua que está a punto de rebosarse. Por suerte, acerco mis labios rápido y bebo lo suficiente para que eso no pase.

Me siento en una de las sillas que rodea la mesa y miro a un punto fijo. No entiendo cómo, con el diluvio que hay esta madrugada, hace el mismo calor que a la 13:30h del mediodía. De repente, las luces de la cocina se apagan y me dejan sin visión alguna. <<Debe de ser por la lluvia>>, pienso. Como no tengo nada interesante que hacer, decido irme de vuelta a mi cuarto para intentar, al menos, dormir hasta que amanezca. Dejo el vaso usado en el fregadero y me voy por el mismo camino por el que he venido. Súbitamente, noto como unos brazos fuertes me rodean la cintura con fuerza. Grito y la persona que está reteniéndome pone una de sus manos en mi boca para que no emita ningún sonido. Intento escapar de sus brazos pero resulta en vano. En ese mismo instante, el individuo pone un papel entre mi nariz y mi boca. Mis gritos y lágrimas desaparecen lentamente conforme todo se va tornando oscuro.

domingo, 22 de marzo de 2015

Que bonita la vida.

   Un día te levantas y el cielo ya no está tan gris y lleno de nubes, sino que deja que el sol salga entre ellas, dándole paso a unos días calurosos donde el frío quedará en segundo plano.
   Un día, sin pensarlo, vuelves a sonreír. Pero no con esa sonrisa que te maquillabas cada mañana en el espejo, sinó una de verdad; sincera.
   Un día, llegan personas que quizá aún no te han levantado de la gran hostia que te diste contra el suelo pero que, con toda su voluntad, lo intentan poco a poco.
   Simplemente llega un día en el que de verdad sientes que vale la pena seguir siendo tú y dando lo que quieres recibir, sin que un muro invisible se interponga entre tú y el mundo.
   Simplemente llega un día en el que no estás en un túnel sin luz con un "esperanza" en la puerta de salida. Porque has corrido dándolo todo para salir de esta; te has quedado sin aliento para alcanzar la luz y salir del bucle en el que la vida te ha metido.
   Porque la vida es un túnel en el cual tienes que encontrar la luz; o un bache en la carretera que hay que saber esquivar si no quieres caerte.
   Pero a veces hay que quedarse un tiempo en el túnel para así averiguar la mejor manera de salir de él. O no ver venir el bache para poder levantarte con dos cojones y decir: "Me he caído, ¡pero no me he podido levantar mejor!"
   Muchas veces pensamos que la oscuridad que nos da la vida y las malas experiencias de esta solo nos van a quemar poco a poco. Pero, lo que no sabemos es que muchas veces ella solo nos quiere poner la mano en el fuego para que la sepamos sacar a tiempo.
   Porque si no fuera tan jodida, ya estaríamos hechos cenizas.

martes, 3 de marzo de 2015

5 de agosto, no te voy a olvidar nunca.

   Eran las 15:05 y estaba parada frente al espejo del cuarto de baño de mi auto-caravana mirándome. Aún quedaban 2 horas para verla pero no podía creerme que iba a pasar. Después de un año la iba a ver. Había cruzado prácticamente medio país para verla y pasar una tarde con ella. Había sido un año lleno de risas, lágrimas, peleas y consejos que hicieron que me diese cuenta de que es de lo mejor que tengo y tendré nunca.
   Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta de que mi madre me llamaba para que saliese a vestirme. Me puse unos tejanos de tiro alto, una camiseta a rayas y mis Converse blancas.
   Volví a mirarme al espejo para comprobar que todo estuviera en orden pero por mala suerte no fue así. "Mierda, tengo el pelo hecho un asco" pensé. La verdad es que aunque me lo lavaba cada día, la poca agua que salía de las duchas no ayudaba demasiado.
   Aun así, me hice una trenza y mi pelo ya no parecía el de un vagabundo que no se había duchado en una semana.
   Después de estar listas salimos ya que teníamos un camino bien largo hasta el Corte Inglés. Decidimos ir andando porque era la primera vez que visitábamos Córdoba y queríamos ver el paisaje mientras llegábamos.
   Oh, y que mala idea fue.
   Mis pies ardían tanto que por un momento llegué a pensar que el asfalto había fundido mis zapatos. El calor era insoportable y me arrebató todas las energías que tenía.
   Cuando llegué allí me di cuenta de que la ducha que me había dado no había servido para nada y que ahora más que una chica de 14 años parecía la bruja de Blancanieves.
   Nos sentamos en una fuente delante del centro comercial a esperar a María y a su madre.
   Tocaron las 17:30 y aún no habían llegado. Empecé a pensar que se le había olvidado y que no nos veríamos aquel día.
   De repente, vi a una chica bajita, rubia y roja que, si me la hubiese cruzado en Londres, directamente hubiese pensado que era una británica más.
   Tan pronto como me vio empezó a correr hacia mi dirección y yo hice lo mismo hacia la suya. Cuando estuvimos lo suficientemente cerca nos fundimos en un abrazo tan fuerte que me hizo pensar que nos partiríamos en pedazos.
   Cuando nos separamos no daba crédito a que ella estuviera allí, delante de mi; era todo tan irreal...
   Esa tarde me enseñó Córdoba, nos hicimos fotos, reímos y hablamos como si nos conociéramos de toda la vida.
   Y es que a veces no hace falta que una persona viva cerca tuyo para que sea importante. A veces solo necesitamos que aparezca alguien que te entienda y que cada vez que caigas, haga lo imposible para que te levantes.
   Porque no importa que esté a 860km o a ninguno. Lo que importa es que esté ahí siempre, donde quiera que estés.

  

domingo, 15 de febrero de 2015

¿Qué es el amor?

Cuando hablan de amor,
mi respuesta siempre es 'no sé'.
Quizá no quiera contarles.
Quizá no quiera hablarles de ti.
De tus ojos al reír.
De tus mejillas inflarse al mostrar esa sonrisa.
De tu espacio entre el cuello y la clavícula,
hecho para dejar un beso eterno.
De tus labios finos pero eléctricos al rozar los míos.
De tus manos que, unidas a las mías, crean un puzzle perfecto.
De tus ojos intimidantes o tu pelo fino como la seda.
De ti.
Pero, ¿y si te vas?
¿Y si ya no estás?
Entonces el amor vuelve a ser un 'no sé';
pero esta vez sin entender.
Sin saber porque te fuiste.
Porque decidiste tomar un camino en el cual no te acompañase.
Un viaje sin mi.
Sin saber porque he pasado a ser una hoja arrugada
de un capítulo más de tu vida.
Sin saber porque he pasado a ser el olvido
sin siquiera pasar por el recuerdo.
Quizá deba aprender de ti.
Aprender a no quererte.
Aprender a olvidarte.
Aprender a no tenerte en mi mente día y noche.
Pero hay un problema.
Y es que no puedo.
Porque te quiero.

domingo, 25 de enero de 2015

Marcaste mi vida sin ser tatuaje.

Ni siquiera sé como comenzar.
Como explicarte todo.
Como dibujar las palabras de forma que al leerlas tengan sentido.
Simplemente no sé.
No sé como llevo 2 años sin verte y aún sigo queriéndote.
Y tampoco tengo ni la menor idea de como sigo aquí sabiendo que tú ni siquiera me conoces.
Y sabiendo que tampoco lo harás nunca.
Pero hay algo que sí sé.
Sé que llevas 4 años regalándome los oídos con tu voz sin siquiera saberlo.
4 años haciéndome reír hasta llorar estando a miles de kilómetros de mi.
4 años haciéndome luchar por ti; por verte, por mirarte, por tocarte.
Porque cariño, dejas marcas imborrables en el corazón.
Dejas marcas que al recordarlas hacen que te eche de menos como a un
día de verano en el que bailaba con mis amigas.
Porque te echo un poco de menos, te echo mucho de menos
y te echo de menos a secas.
Porque te echo de menos enfadado, riendo
y con todas las emociones posibles en ti.
Porque te echo de menos aquí, allí y en China.
Porque te echo de menos aunque yo sea otra más en la lista.
Es simple, te echo de menos.
Pero cariño, espero que vuelvas con tu sonrisa deslumbrante,
tu pelo perfecto y tus ojos bañados en un mar de olas.
Pero aún así, te echaría de menos.
Porque marcaste mi vida sin ser tatuaje.

martes, 13 de enero de 2015

Gracias 2014.

Querido 2015:
   Solo te pido que seas mejor que 2014. Que le hagas la competencia a los demás y seas uno de los mejores años de toda mi vida. Que seas mejor que David Beckham jugando al fútbol o Christian Grey con las mujeres.
   Que sí, que lo digo dos semanas después de haberte comenzado. Dos semanas después del típico "año nuevo, vida nueva"; pero es que te tenía miedo. Tenía miedo de que 2015 fuese una montaña rusa, pareciéndose a 2014 que ha tenido momentos increíbles y otros que no lo han sido tanto.
   Así que, si lo ves, dale las gracias. Las gracias por hacerme tropezar con la misma puta piedra, porque la vida no es sentarse en la orilla a ver pasar las olas. Gracias por hacerme creer en mi misma, confiando en mi sabiendo que podía conseguirlo. Gracias por hacerme cada una de las putadas que me hiciste; porque, como se dice, de los errores se aprende.
   Pero sobre todo, si le ves dile que les de las gracias a las personas que entraron y se fueron; porque también me han hecho darme cuenta de como eran realmente. Gracias a todas aquellas que han entrado como un huracán en mi vida y que no piensan salir de ella anque venga el tsunami más grande del mundo. Gracias a las que han estado desde siempre y no me han fallado; sé que no lo harán ni este año, ni en 2016, ni en 2017, ni en 2018.
   Gracias 2014, por reunir tantos momentos en una caja clasificada en 365 pestañas. Gracias 2014 por hacerme saber que 2015 será el triple, el cuatriple y millones de veces mejor que tú. Y por último, gracias 2014 por dejarme ser valiente y no encerrarme nunca en mi propia jaula de miedos.
                                                                                                                                                                                                                                                                         Con cariño y buena letra, Paula.