viernes, 17 de octubre de 2014

Corazones que matan.

Corazones que se rompen.
Corazones que, de tanto sentir, han dejado de hacerlo.
Corazones que, aunque el dolor sea más fuerte que un tsunami,
siguen sin romperse como cristales chocando contra el suelo.
Corazones que sobreviven a lo imposible.
Simplemente corazones.

Pequeño órgano en ti que no sabías que dolía tanto hasta que sientes de verdad.
Ilusa tú, creyendo que será el paraíso cuando simplemente no lo es.

Porqué el amor son dos corazones que se sienten.
Dos corazones que se miran sin miedo a perderse el uno en el otro.
Dos corazones que tienen toda la electricidad estática del universo.

Y es que se necesitan dos corazones para todo esto.
El problema es que solo hay uno que siente eso.