domingo, 22 de marzo de 2015

Que bonita la vida.

   Un día te levantas y el cielo ya no está tan gris y lleno de nubes, sino que deja que el sol salga entre ellas, dándole paso a unos días calurosos donde el frío quedará en segundo plano.
   Un día, sin pensarlo, vuelves a sonreír. Pero no con esa sonrisa que te maquillabas cada mañana en el espejo, sinó una de verdad; sincera.
   Un día, llegan personas que quizá aún no te han levantado de la gran hostia que te diste contra el suelo pero que, con toda su voluntad, lo intentan poco a poco.
   Simplemente llega un día en el que de verdad sientes que vale la pena seguir siendo tú y dando lo que quieres recibir, sin que un muro invisible se interponga entre tú y el mundo.
   Simplemente llega un día en el que no estás en un túnel sin luz con un "esperanza" en la puerta de salida. Porque has corrido dándolo todo para salir de esta; te has quedado sin aliento para alcanzar la luz y salir del bucle en el que la vida te ha metido.
   Porque la vida es un túnel en el cual tienes que encontrar la luz; o un bache en la carretera que hay que saber esquivar si no quieres caerte.
   Pero a veces hay que quedarse un tiempo en el túnel para así averiguar la mejor manera de salir de él. O no ver venir el bache para poder levantarte con dos cojones y decir: "Me he caído, ¡pero no me he podido levantar mejor!"
   Muchas veces pensamos que la oscuridad que nos da la vida y las malas experiencias de esta solo nos van a quemar poco a poco. Pero, lo que no sabemos es que muchas veces ella solo nos quiere poner la mano en el fuego para que la sepamos sacar a tiempo.
   Porque si no fuera tan jodida, ya estaríamos hechos cenizas.

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